Aunque a la mayoría le resulte una obviedad: para medir los ingredientes, donde dice “una medida” se refiere a utilizar el mismo recipiente (por ejemplo una taza de café) para todas las proporciones. Son medidas en volumen, no en peso.
- 1 Medida de harina
- 2 Medidas de agua
- 3 Medidas de leche
- Un vaso pequeño de aceite
- La cáscara de un limón
- 1 Varita de canela en astillas
- 2 Cucharaditas de café de anís en grano
- 10 Cucharadas de azúcar blanco
ELABORACIÓN
En una sartén se pone el aceite y se sofríe hasta que esté dorada la cáscara de limón, con la rama de canela y el anís en grano.
Cuando la cáscara del limón esté dorada, se aparta del fuego.
En un recipiente aparte se ponen la leche y el agua a cocer y se le añade todo el sofrito (aceite con la cáscara de limón, canela y anís en grano). Se tiene hirviendo un rato (15 a 30 minutos) para que tome el gusto de esos ingredientes.
En una sartén aparte se tuesta la harina hasta que tome color ligeramente marrón, cuidando de que no se queme. Hay que estar removiendo mientras se tuesta y no tener el fuego demasiado alto.
Una vez que la harina está tostada y la leche con el agua y los aromatizantes han hervido un rato para tomar gusto, se retira del hervido la cáscara de limón, el anís y la canela (colando el líquido) y se añade el azúcar.
En el vaso de la batidora, se bate bien un poco de líquido con el anís y la ramita de canela que se han tenido hirviendo (no el limón). El batido se echa de nuevo al líquido, colándolo. De esa manera, no habrá partículas en las gachas y tendremos el máximo de sabor por haber triturado los aromatizantes.
Se va añadiendo la harina sin dejar de remover y, una vez echada toda, se bate hasta que no haya grumos en las gachas. Esto no es parte de la “ortodoxia” de las abuelas, que quitaban los grumos a base de remover y sin batidora, pero es muy importante para tener una textura uniforme garantizada en todos los casos.
Una vez conseguida la masa uniforme, se deja hervir a fuego lento sin parar de remover hasta que se note que la masa empieza a espesarse. En este momento, que cada cual las deje lo consistentes que le apetezca (cuanto más cuezan, más espesas y consistentes).
Una vez terminado de cocer, se vierten las gachas al recipiente en que se servirán o conservarán.
Se pueden adornar con nueces, picatostes, miel, canela, etc. a gusto de cada cual.
Gracias por la receta a sin se las podré hacer a mi niña que le encanta verás cuando las vea «gracias».